Por: Rafael Féliz y David Ramírez.
El Naranjo de Cabral, Barahona.- En esta localidad el tiempo parece detenerse, no hay empleo, sólo miseria. Es una situación que deploran los más ancianos ya que obliga a los jóvenes a emigrar porque lo único que ven es atraso, pobreza e incapacidad de las autoridades para solucionar estos males.
En El Naranjo, los hogares lucen tristes y las personas casi no abren la puerta para no enseñar a los visitantes las precariedades por la que están atravesando.
Algunos hombres que han permanecido toda su vida en este lugar, apenas sobreviven quemando de vez en cuando saquitos de carbón, lo cual, al desforestar su único hábitat, incrementan aún más la miseria de esta localidad, mientras que otros se dedican a la siembra de pequeños cultivos, pero ambos oficios resultan insuficientes para atender las necesidades de la familia.
Mentiras y más mentiras
Las amas de casa en su afán por salir de esta miseria, han solicitado en innumerables ocasiones a la alcaldía del municipio de Cabral la instalación de un centro de costura equipado, pero sus esfuerzos han sido en vano, sólo reciben promesas.
La salud se vuelve aquí un privilegio inalcanzable, muchos no acuden al centro médico de Cabral cuando se presenta un dolor, temerosos de que el doctor solamente le recete medicinas que no podrán comprar.
Las calles y aceras están deterioradas, no hay bombillas en los potes del tendido eléctrico, no se recoge la basura, la carretera que une a esta localidad con Cabral (el municipio cabecera) está completamente deteriorada.
Emigrar, la solución
La vida en El Naranjo es difícil para todo sus habitantes, por lo general, son los jóvenes lo que deciden emigrar huyendo de la miseria y la falta de oportunidades. Es una situación que lamentan los más ancianos de esta comunidad, porque en El Naranjo se vive la más negra miseria.
Con tantas penurias, cualquier Pueblo Blanco le queda corto.
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