Por: Víctor Reyes.
Esta situación de esta Unap, que también se registra en las demás diseminadas en cuatro sectores de Barahona, afecta a miles de personas que carecen de dinero para ir a una clínica privada a hacerse una limpieza o extrarse una pieza dental.
BARAHONA.- Debido a esta penosa situación, los odontólogos cuando llegan a sus áreas de trabajo preguntan a sus ayudantes ¿ llegaron los materiales de trabajos?, no, no han llegado, por lo que de inmediato se marchan de lugar y con sobrada razón, porque no van a estar sentados en un lugar cruzados de brazos, observando a los pacientes quejándose, unos, y otros y lanzando maldiciones no se sdabe a quien..
Esto es penoso y lamentable, porque esa pobre gente no cuenta con recursos económicos para visitar una clínica a que le saquen una pieza, cuyos precios oscilan entre los 500 y mil pesos, yo se le practique una limpieza de dentadura.
Es sabido por todos que esto es un asunto que data de administraciones anteriores que no hacían ninguna diligencia ante el Ministerio de Salud Pública de Santo Domingo dirigida a la solución de esta terrible anomalía.
Otros pacientes, coincidieron en que los recien designados incumbentes de Salud, están organizando la cosa, o sea, limpiando el camino, para luego proceder a gestionar que las Unaps, clíncias rurales y hospitales públicos de la zona sean equipados y abastecidos de los medicamentos necesarios, a fin de que bien un buen y efectivo servicio a los pacientes.
Y precisamente, debido a las diligecias que hacen los nuevos jefes de salud, el pasado lunes el ministro de Salud, Bautista Rojas, Gómez realizó una sorpresiva visita a esta ciudad, donde se reunió con estos y tras ser bien informado de las precariedades de los centros asistenciales, prometió que resolverías cuanto antes la situación, comenzando con el equipamiento total de las Unaps, para lo cual, según sus propias palabras, ya están disponibles los recursos.
Así es, que los pacientes de esos dentroas de salud, esperan que las palabras de Rojas Gómas no caiogan en el saco del olvido como es la inveterada costumbre de los funcionarios de los gobierrnos de turno.
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