Alberto Hernández vio morir a su hijo de apenas 6 años, a su madre de 65, a un hermano de 32, a tres de sus tías, a dos sobrinas y a dos primas en el accidente que la mañana de ayer impactó a 19 miembros de una familia de Santiago, que se dirigían a las Matas de Farfán para asistir a los últimos rezos de uno de sus abuelos.
Su otro hijo, Augennis Hernández, de 9 años, resultó gravemente herido, al igual que dos hermanos y otros cuatro parientes. Alberto venía en su automóvil detrás del vehículo en que viajaba la familia cuando ocurrió el accidente.
Que el minibus se accidentara no era para Alberto tan extraordinario, tan conmovedor, tan irreparable, pero que muriera su madre Maura Alcántara, su hijito Abis Ismael, su hermana Basilia Hernández y otros siete parientes cercanos, era para él algo tan impresionantemente terrible, que aunque lo veía con sus propios ojos no podía creerlo.
En el Hospital Darío Contreras, donde fueron llevados siete de los heridos, entre los que encontraban su otro hijo en estado crítico, Alberto no podía encontrar consuelo ni sosiego. Se movía, veía a su hijo con la cara hinchada y los ojos amoratados, y lloraba desconsoladamente. “Es el único que me queda y no puede morirse”.
La familia decidió rentar un minibús para ir a Las Matas de Farfám donde se celebraron ayer los últimos rezos de su abuelo materno, el padre de Maura Alcántara, la madre que murió en el accidente, junto a un hijo, tres hermanas y dos nietos.
Salieron de Santiago en la madrugada y llevaban más de tres horas en el viaje, cuando al pasar El Número, entre Baní y Azua, un camión con luces altas de frente escandiló al conductor del minubús y entonces apareció de repente una patana estacionada en el carril derecho por donde viajaba el vehículo a gran velocidad.
Doloroso
El impacto no pudo ser más cruel, sobrecogedor y dantesco. Los hierros retorcidos del vehículo aprisionaban a los heridos y siete de los pasajeros murieron al instante. Alberto vio el accidente y oyó el estruendo del choque, que sigue retumbando en sus oídos como el primer instante.
Eran las 6:00 de la mañana, minutos más, minutos menos.
La escena de dolor y los gritos de los heridos atrajo a varios de lo habitantes de El Número y decenas de viajeros aparcaron sus vahículos para socorrer a las víctimas.
Además de Maura Alcántara, la madre de Alberto, y su nieto Ismael de 6 años, murieron en el acto Marina Contreras Matos, Ramona Matos (Cachona), Martín Matos Gómez, Martha Matos Gómez y Basilia Hernández.
María Matos Gómez murió al llegar al hospital Darío Contreras.
La patana con la que chocó el minibús en que viajaba la familia estaba estacionada en plena vía y no tenía luz ni ninguna señal de advertencia.
(+)
LAS LUCES DE UN CAMIÓN CEGARON AL CHOFER
El chofer José Luis Contreras sobrevivió el choque y se encuentra recluido en el hospital Nuestra Señora de Regla de Baní. Entre los fallecidos siste eran mujeres, dos hombres y un niño.
Decenas de familiares de los muertos y heridos llegaron a Azua desde Santiago al lugar del accidente y al hospital de esa comunidad sureña, donde fueron llevados los cadáveres, mientras que los heridos Rubén Matos, Amado López, Ahsly Germosén, Génesis Germosén y Francisco Hernández fueron atendidos en el Darío Contreras de la capital y el hispital de Baní.
El chofer Contreras narró que un camión que iba en dirección contraria con las luces altas le quitó visibilidad y no vio una patana estacionada con las luces apagada. “Murieron varias de mis amigas y no pude hacer nada para salvarlas”, dijo.
En la carretera Sanchez, entre Baní, Azua y Barahona, se han producido unos 18 accidentes trágicos en los últimos tres años, con una secuela de 38 muertos y unos 70 heridos, la mayoría entre minibuses del transporte público y camiones de carga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario