Una prueba para evitar muerte súbita - Campesino Digital

Notas:

lunes, 15 de agosto de 2016

Una prueba para evitar muerte súbita


Aunque muchos ignoran la visita médica, esta es la vía más segura de no correr ningún riesgo cuando el cuerpo se mueve por el béisbol, fútbol, voleibol, entre otras disciplinas.

Quienes se inician en el mundo del deporte, sin importar la edad, tienen que asistir al médico para evaluarse. Uno de los aspectos más importantes es su rendimiento cardiovascular.

Aunque muchos ignoran la visita médica, esta es la vía más segura de no correr ningún riesgo cuando el cuerpo se mueve al ritmo del béisbol, fútbol, voleibol, entre otras disciplinas.

En el caso de los niños y adolescentes, la importancia de hacerse la prueba está en que del amplio grupo que participa en actividades deportivas, una pequeña porción de este puede presentar condiciones médicas que pueden ir desde leves hasta la muerte súbita, según asegura la cardióloga pediatra Jady Luz Acosta Payano.

La especialista sostiene que actualmente, por el estado de malnutrición, el sedentarismo (que lleva al sobrepeso y la obesidad), y el fácil acceso que últimamente hay para practicar diferentes deportes, el incentivo para dedicar tiempo a diferentes disciplinas es cada vez mayor, sobre todo en los niños en edad escolar y en adolescentes, quienes se incorporan a los equipos “sin que nos planteemos los posibles riesgos”.

Acosta Payano, del Centro Médico Elohim Dominicana, asegura que se estima que la incidencia mundial de muerte súbita en jóvenes durante eventos deportivos competitivos es de uno en 200,000 a uno en 300,000 por año académico.

De estas cifras, explica, alrededor del 75 % tiene su origen en una enfermedad cardiovascular subyacente, siendo las más frecuentes la miocardiopatía hipertrófica y las arritmias.

Consecuencias

Un niño o adolescente que no se lleva a una evaluación cardiovascular corre el riesgo de desencadenar complicaciones que pudieron prevenirse.

“Puede que un menor tenga una condición médica que en reposo o a mínimos esfuerzos no produzca manifestaciones clínicas importantes, pero cuando se expone al ejercicio corre el riesgo de desencadenar complicaciones serias, o incluso, muerte súbita, la cual puede ocurrir durante o en el momento inmediato en que finalice su presentación”, advierte la especialista.

Acosta Payano comenta que la evaluación clínica auxiliada de los diferentes métodos diagnósticos complementarios permite la detección de enfermedades como varios tipos de miocardiopatía hipertrófica, arritmias, malformaciones coronarias, cardiopatías congénitas, valvulopatías (enfermedades de las válvulas del corazón), presencia de tumores, entre otras complicaciones.

Recomendaciones

En caso de que se detecte algún problema cardiovascular en el menor, los ejercicios y las prácticas deportivas pueden presentar algunas variaciones.

En la “Guía clínica de evaluación cardiovascular previa a la práctica deportiva en pediatría”, elaborada por la Sociedad Española de Cardiología y Cardiopatías Congénitas, se presenta una serie de recomendaciones para menores con anomalías en su sistema cardiovascular.

Los pequeños con cardiopatía congénita son muy sobreprotegidos por sus tutores, por lo que se ven privados de practicar cualquier actividad física. Sin embargo, señala la entidad, por el estilo de vida sedentario pueden desarrollar diabetes tipo 2, obesidad y dislipidemia.

Es por ello que “la promoción de actividad física, en detrimento de actividades sedentarias, y la prescripción deportiva adecuada debería ser un objetivo prioritario en cada revisión de estos pacientes”.

El documento refiere que los menores, después de una evaluación, pueden hacer diferentes tipos de deportes como béisbol, sóftbol, tenis dobles y de mesa, voleibol entre otros.

Las evaluaciones para pacientes con cardiopatía congénita, que son físicamente activos, irán de seis meses a un año, todo dependerá de la complejidad de su anomalía.

Para los niños y adolescentes con valvulopatías, los beneficios de los deportes en gran parte son desconocidos por los tipos y grados que existen de esta enfermedad.

En general los pacientes con grados severos de valvulopatía necesitan tratamiento previo a la práctica de actividad física “y en los pacientes con grados leves o moderados se recomienda la realización de una ergometría (prueba de esfuerzo) previa a la práctica deportiva, teniendo en cuenta que la rehabilitación cardíaca podría mejorar la capacidad funcional tras la reparación valvular”, asegura la organización.

Mientras que a los menores con hipertensión arterial, la patología cardiovascular más frecuentemente detectada en deportistas de competición, según la sociedad, se les debe vigilar el efecto del deporte, una o dos semanas tras el inicio de la actividad física o antes, si aparecen síntomas.

Riesgo

“En aquellos niños deportistas en los que no se consiga el control adecuado de sus cifras de TA (tensión arterial), deberá valorarse el nivel de riesgo de cada caso y limitar la práctica deportiva”, explica la Sociedad Española de Cardiología y Cardiopatías Congénitas.

Estos menores también pueden hacer cualquier deporte, siempre y cuando lleven un control adecuado de peso y un buen estilo de vida, y el grado de su enfermedad se lo permita.

 fuente listindiario.com