BREVES APUNTES PARA UNA HISTORIA DEL INGENIO BARAHONA - Campesino Digital

Notas:

miércoles, 26 de julio de 2017

BREVES APUNTES PARA UNA HISTORIA DEL INGENIO BARAHONA

Por: Virgilio Gautreaux P.


Como resultado de los trabajos de una coalición desarrollista, Barahona fue declarada Puerto Marítimo en 1881 con categoría de Provincia lo que amplió su estructura pública, a la vez que que se le otorgaron de preferencias arancelarias para dinamizar su puerto.

Hay que citar que años atrás, específicamente el 30 de Septiembre de 1875 mediante Decreto No. 1461, el Presidente Ignacio M. González promulgó una Resolución emanada del área legislativa, mediante la cual  quedó el puerto de Barahona abierto al comercio de exportación, en vista de que era la “salida natural de gran parte de los productos de la provincia de Azua”. Con esto se perseguía facilitar el comercio y aumentar sus negocios, disminuyendo gastos.

Bajo la nueva categoría institucional se incrementan las responsabilidades del Ayuntamiento local, el cual carecía de  los recursos para asumirlos, lo que motivó que el Gobierno de manera casi compulsiva reclamara que  los habitantes con buenos terrenos en el casco urbano, donaran parte de estas tierras al Cabildo, de forma que este Organismo obtuviera ingresos por la venta de solares. Más detalles de este proceso se encuentran en el libro de Welnel Féliz, Historia de Barahona 1801-1900.

En las décadas siguientes-previo a la instalación del Ingenio-el corte y de madera y su exportación junto al café y rubros menores,  motorizan la dinámica económica y social.  Por su lado, algunos capitalistas locales ligados al café y el corte de maderas, participan en ferias internacionales, donde logran distinción y premios.



Un Informe del año 1894 contenido en la Gaceta Oficial destaca que en la provincia existían medianas y pequeñas explotaciones agroindustriales, negocios vinculados a manufacturas, numerosos comercios y gente dedicada a diferentes oficios. Pocos caminos en mal estado interconectaban las diferentes demarcaciones, circunstancia ésta que limitaba la circulación de las personas, bienes y servicios. La provincia (que en esa época comprendía toda la Región Enriquillo), no estaba conectada con el resto del país. En 1904 las exportaciones por el puerto barahonero, eran bienes agropecuarios, principalmente maderas, café y miel de abeja:



No obstante, era confianza del Gobierno que con la siembra de Algodón de la Habanero Lumber, la apertura de grandes campos en La Ciénaga de parte de Jovino Guevara y varios agricultores para sembrar Cacao y la producción mejorada de Café de Luis Del Monte y otros cafetaleros, las cosas comenzarían a cambiar en Barahona. Estos deseos-sin un apoyo real del Gobierno-se quedaron en pura retórica y el Sur quedó en el olvido. Todavía en el 2017, estamos esperando que llegue realmente la “Hora del Sur”.

La República Dominicana  en el período 1899-1914 pasó por el asesinato de dos Presidentes, numerosos gobiernos efímeros y gran cantidad de insurrecciones y conflictos entre caudillos locales. La ciudad de Barahona era el centro de muchas escaramuzas entre grupos rivales. Tiroteos e incendios, eran comunes.

En  las dos décadas previas a la instalación del central azucarero la precaria situación económica de Barahona era motivo de gran insatisfacción, lo que favoreció un estado de inestabilidad e ingobernabilidad armada, que se tradujo en conflictos  permanentes, muertes e inseguridad. Limitadas inversiones gubernamentales y la falta de autoridad, contrastaba con la vocación desarrollista y de avance social, por la que propugnaban núcleos de hombres y mujeres  diseminados por la entonces gran provincia.

Con regularidad diferentes expertos que visitaban la provincia de Barahona y recorrían el Valle de Neyba, destacaban el  enorme potencial de sus recursos naturales, pero las inversiones no llegaban. Un poco frustrados, pero esperanzados, los barahoneros le dirigieron una comunicación al Congreso Nacional solicitando la concesión de franquicias especiales (incentivos), con el propósito de atraer empresas que se dediquen a la industria azucarera. A tales efectos, en respuesta a los barahoneros el Congreso Nacional aprobó la Ley No. 4101 del 22 de Enero de 1901, mediante la cual se exoneraban por ocho zafras los azúcares procedentes de los centrales que se establezcan en el plazo de tres años a partir de la promulgación de dicha Ley. También se exoneraba por ocho años, los derechos de puerto a los  embarques realizados por el puerto de Barahona.

A pesar de que también el Gobierno con regularidad otorgaba diferentes concesiones y facilidades para la construcción de ferrocarriles, el puerto de Barahona, plantas eléctricas, ingenios, la explotación de la sal y otros rubros, algunas de estas obras no se realizaron o no tuvieron el impacto al nivel que deseaban los barahoneros, lo que exacerbaba los ánimos y contribuía a atizar las pasiones.

En este contexto, la esforzada Sala Capitular del Ayuntamiento de Barahona, junto a hombres y mujeres desarrollistas, realizaba denodados esfuerzos para contribuir al fomento de toda actividad que contribuyera a mejorar la penosa situación por la que atravesaba tanto la ciudad de Barahona, como las secciones circundantes,  los poblados costeros y las numerosas comunidades del Valle de Neyba.

Es bueno recordar que a partir de 1914 los países capitalistas desarrollados se involucraron en un gran conflicto armado que desembocó en la Primera Guerra Mundial, impactando  los cinco continentes al incorporar en la lucha  los territorios coloniales y áreas de influencia de las superpotencias.

Estados Unidos que se había apropiado de varios territorios del Caribe, mantenía a Cuba en una especie de “fideicomiso” aplicando trabas a su desarrollo independiente e imponiéndole Tratados de tipo colonial. Norteamérica controlaba también férreamente, con Presidentes títeres, algunos países de Centroamérica en los cuales sembraban guineos sus empresas bananeras. Al mismo tiempo, en 1916 el imperio americano ocupó militarmente la República Dominicana. Ya para ese año Haitì estaba bajo el dominio militar yanqui.

En el marco de la geopolítica norteamericana, dominar y ocupar territorios del Caribe y Centroamérica, era cónsono con sus afanes expansionistas de carácter político y económico. Eso explica-en el caso dominicano-que las tropas yanquis se ocuparan de “limpiar” a sangre y fuego en la región Este de nuestro país, pequeños poblados, caseríos, así como fincas y predios, ubicados en terrenos llanos y sabanas, con vocación cañera. Melvin Knight en su libro “Los Americanos en Santo Domingo”, cita la destrucción de los poblados Caimoní e Higueral, ubicados en terrenos que se apropió el Central Romana. Ambas aldeas fueron quemadas y 150 familias  quedaron sin hogar ni fuente de sustento (ver pág.126).

Tan radical fueron los desalojos en esta zona, que campesinos armados de viejos fusiles, machetes y hasta aperos de labranza, enfrentaron en lucha desigual,  estas devastaciones “tipo Osorio”. Hasta aviones utilizó el ejército invasor para bombardear y desalojar los labriegos de lugares que interesaban a los azucareros yanquis.

Los estrategas cívico-militares norteamericanos  aplicaron en la isla un modelo agridulce,  mediante el cual la abundante mano de obra haitiana sería trasladada desde su país, para trabajar en los campos cañeros dominicanos. Esta operación se ejecutaba bajo el control directo de las tropas invasoras en ambos lados de la frontera. Son puès, los Estados Unidos, quienes comienzan a traer de manera organizada miles de haitianos a trabajar en la República Dominicana. Los soldados yanquis tenìan un fèrreo manejo de la entrada y salida de los braceros y hasta dictaron Òrdenes  Ejecutivas a fin de impedir que los braceros haitianos fueran sonsacados para trabajar en Cuba o Puerto Rico. Con este accionar, el ejército ocupante extranjero, estaba al servicio directo del proceso de acumulación de los capitalistas azucareros estadounidenses.

Llega el Ingenio

Con nuestro país maniatado militarmente por tropas norteamericanas, reinaba en la nación un clima de inseguridad creado por la soldadesca represiva, abusadora e indisciplinada. Además, los tres poderes del Estado fueron reemplazados por  la autoridad militar, donde oficiales yanquis ocupaban las dependencias públicas y controlaban el Presupuesto nacional. Este es el telón de fondo en que se realizaron las negociaciones entre el Ayuntamiento barahonero y los representantes azucareros norteamericanos.

Completados en 1917 varios procesos de negociación entre el Ayuntamiento de Barahona y los negociadores iniciales y posteriores del Ingenio a levantarse, comienza la construcción de las infraestructuras del central azucarero, del centro urbano que alojaría los funcionarios de alto nivel, los técnicos, los empleados responsables de áreas y los trabajadores de factoría.

Simultáneamente al proceso constructivo del ingenio Barahona, los invasores-desde el Jefe militar del Gobierno-hasta los oficiales que ocupaban militarmente las Secretarías de Estado y otras dependencias públicas, se ocupaban cuidadosamente de otorgar todas las facilidades posibles a los inversionistas azucareros norteamericanos, respaldo éste que partía de la coacción que representaba la presencia de tropas extranjeras, hasta desmenuzar las leyes dominicanas y ponerlas al servicio del proceso de acumulación de los empresarios yanquis.





Asimismo, hay que citar que las tropas de ocupación también se ocuparon de suministrar al central azucarero, cantidades importantes contingentes de haitianos en las fases de levantamiento de las infraestructuras y en las etapas de siembra y cosecha de la caña.

En adición a estas facilidades en favor del ingenio Barahona, el Gobierno militar de ocupación tomó dinero del Presupuesto Nacional para ampliar y modernizar el puerto de la ciudad, con el propósito de facilitar las exportaciones del complejo azucarero. (Ver Orden Ejecutiva No. 604 de 1921, que destina $13 mil para estos fines). Con la OE No. 770 del 1922, se apropian recursos para reparaciones.

 

                            MUELLE AMPLIADO CON RECURSOS PÚBLICOS Y DEL INGENIO

Era apreciación de muchos intelectuales y patriotas dominicanos, de que los militares yanquis habían otorgado privilegios y preferencias en favor de empresas norteamericanas, lo cual les daba cierta ventaja. Sobre este punto se creó una corriente de opinión entre quienes propugnaban por la revisión de un conjunto de Órdenes Ejecutivas y otras disposiciones. Sin embargo, al momento de la desocupación del país, Estados Unidos forzó para que fueran ratificadas y reconocidas las decisiones por ellos adoptadas durante esos ocho años.

Sobre la controversia en torno a esta cuestión, encontramos que en la Memoria del Secretario de Estado de Justicia e Instrucción Pública, correspondiente al período del 12 de Julio al 31 de Diciembre de 1924,  el funcionario hace alusión a que en su reporte del período citado, el Magistrado Procurador General de la República plantea que “es indispensable hacer una revisión completa de las Órdenes Ejecutivas dictadas durante el Gobierno Militar” (ver pág.40).

Con un andamiaje legal favorable a sus intereses, los capitalistas azucareros, iniciaron rápidamente un proceso de construcciones de los edificios fabriles y la instalación de las maquinarias y equipos propios  de una factoría azucarera. Por doquier en el “Batey Central” se levantaban todo tipo de infraestructuras de  alojamiento, vías de acceso, líneas de electricidad, telefónicas, de agua, viviendas, etc-

       

También en vastas áreas del Valle de Neyba se construían campos de caña, vías férreas, canales de riego, caminos, puentes, numerosos bateyes y otras obras complementarias, propias de la dinámica azucarera.

       

Esta ingente labor de construcción incorporó a estas actividades una relevante cantidad de mano de obra en varias localidades en torno a los campos de caña, cuyos residentes hasta el momento, se desenvolvían en condiciones de subsistencia. Paralelo al salario, los trabajadores de las zonas cercanas a las infraestructuras que se levantaban, muchos trabajadores fueron aprendiendo nuevos conocimientos y tareas, que los calificaron para laborar de forma permanente en el central azucarero.

De igual modo, el entrenamiento aprendido en técnicas de roturación, nivelación de suelos, de siembra y manejo de agua de riego, muchos obreros de campo-dentro de sus posibilidades-las fueron aplicaron posteriormente en sus predios, logrando mejorar productividad e ingresos.

Debió ser impresionante la llegada simultánea de maquinarias de gran tamaño para la factoría azucarera y equipamiento general para producir electricidad, agua potable, panadería, hielo, cal, aserrar madera, blocks, cemento, soldaduras, etc. Igualmente relevante la llegada de una gran cantidad de ingenieros de varias especialidades, arquitectos, técnicos de diversas ramas, albañiles, agrónomos, operadores de máquina pesada, soldadores, ebanistas, etc. Sin duda alguna, esta gigantesca infraestructura agroindustrial, impactó y transformó para siempre las comunidades directamente bajo su influencia, así como también otras fuera de su radio de acción.

De entrada, en un tiempo relativamente corto, principalmente en el Batey Central y luego la ciudad de Barahona, así como  en una parte relevante del Valle de Neyba, se instalaron obras y equipamientos como los siguientes:

Conforme a Mario Machado-en su libro BARAHONA-para el 1928 el Ingenio Barahona disponía de una red ferroviaria de 105 kilómetros. También 4 locomotoras grandes y 4 pequeñas, así como 271 carros para el transporte caña y 30 plataformas.

En la relativamente pequeña ciudad de Barahona, la erección simultánea de tantas infraestructuras jamás vistas por muchos, produjo una gran impresión en la forma de ver y hacer las cosas en sus pobladores.

De igual modo, la llegada de personal capacitado a la ciudad y su interacción con los pobladores, despierta muchas expectativas, en  jóvenes y adultos. Al mismo tiempo, la necesidad de personal por parte deI Ingenio, incentiva la necesidad de dotar a los pobladores locales de las herramientas y capacidades requeridas para poder trabajar en el central azucarero. Con el paso de los años muchos operadores de maquinaria pesada y ligera, eran oriundos de nuestra zona, al igual que muchos mecánicos, soldadores, plomeros, etc.

En adición, los barahoneros se empoderan, aceptan el reto y en pocos años se incrementa el número de escuelas y muchos de sus estudiantes son asimilados por el Ingenio. La Cámara de Comercio crea un Instituto Comercial donde jóvenes barahoneros y de otras comunidades del Valle de Neyba aprenden las artes de la contabilidad, redacción mecanografía, taquigrafía, secretariado, archivo e inglés, entre otras disciplinas. Tanto el central azucarero, como los comercios, fábricas  explotaciones agroindustriales, empresas de servicios y entidades oficiales, emplean esta mano de obra más calificada. Acorde a su visión desarrollista, el Ayuntamiento de Barahona otorgaba becas en este Instituto, a estudiantes meritorios de las escuelas públicas.

Bajo esta “revolución educativa” que arropó la provincia de Barahona, se catapulta el número de escuelas y alumnos, especialmente en las comunidades ubicadas en el valle de Neyba. En efecto, en apenas un año escolar, crece el número de escuelas y alumnos. Veamos:

                               ESCUELAS                          ALUMNOS
COMUNES 1926 1927 1926 1927
BARAHONA 8 16 855 1,458
CABRAL 3 5 267 352
NEYBA 11 16 504 1,068
DUVERGÉ 6 12 473 882
ENRIQUILLO 3 3 277 207
TOTAL 31 52 2,326 3,967
 Fuente: Mario Machado-BARAHONA-Pág. 45

En 1925 varias empresas comerciales barahoneras figuraban como importadoras de mercancías. En 1926 se creó la Cámara de Comercio, entidad que agrupaba representativos del comercio, la industria y productores agropecuarios.

Ya para 1928 observamos que apenas seis años después de entrar en operaciones el Ingenio, en la ciudad de Barahona había 4 oficinas de Abogados, 7 de Agentes Marítimos, tres personas con categoría Consular, una aseguradora, un Banco comercial de capital extranjero, una oficina de agrimesura, 17 grandes empresarios agropecuarios, ligados al café, la ganadería y el corte-exportación de madera, tres agentes bancarios, siete médicos y 10 empresas exportadoras. También 87 tiendas mixtas de mercancías y provisiones, 16 importantes tiendas de abasto, 11 negocios de venta-fabricación de calzados, 12 Café-restaurantes, 5 farmacias, 7 establecimientos hoteleros, 8 empresas vendedoras de licor, 7 panaderías, 6 billares, 3 empresas de repuestos de automóviles y venta de gasolina, dos mueblerías,  4 constructores, 2 Tenerías,  una pequeña librería, 5 barberías y una pequeña empresa manufacturera de chocolate. Asimismo, existían variados establecimientos comerciales de diversa índole y tamaño. (Ver Luis Peynado: Directorio Comercial e Industrial-1928. Pags 442 a 459).

Al Consultar nuevamente el libro de Mario Machado nos encontramos que a pesar del importante número de empresas de la ciudad de Barahona, en el valle de Neyba existían 27 importantes negocios dedicados al comercio de provisiones, licores, compra-venta de frutas y granos, productos ferreteros, artículos de cuero, gasolina, traviesas, maderas y algunos dedicados a la exportación de café. Estas tiendas estaban ubicadas en Cabral, Neyba, Duvergé, Palo alto y Tamayo. Adicionalmente, algunos encargados de Campo del central azucarero, tenían en los bateyes tiendas para abastecer las necesidades de los trabajadores y del público en general. (Ver libro BARAHONA, de la Pág. 38 a la 35)

En los años posteriores a 1928  van surgiendo nuevos periódicos, asociaciones de productores y comerciantes y agrupaciones  culturales. Crece el número de hoteles, centros de recreación, logias, parques, canchas y estadios de beisbol.

En los centros urbanos del Valle de Neyba y en los campos cañeros y en los Bateyes, encuentran empleo centenares y centenares de personas. El núcleo donde se concentraba mayor cantidad de personal era el llamado Batey Central, donde se ubicaba el Ingenio y su área circundante, lugar en el cual residían  los altos ejecutivos de la empresa, los técnicos de alto nivel, el personal administrativo, los operarios de la factoría y obreros en general.

Los embarques de azúcar y melaza eran también una fuente importante de empleo para mucha gente. El grueso de los obreros portuarios, tenían baja calificación académica. La  mayoría-provenían de las barriadas pobres de Barahona, principalmente del Barrio la Playa, Villa Estela y determinadas áreas cercanas al río Birán y del parque de Los Suero.

Tan pronto como se iniciaron los aprestos para la instalación y construcción del ingenio, el muelle de Barahona se dinamizó notablemente. Mientras el tonelaje de carga importado en 1919 fue de 282 Toneladas, para 1920 subió a 11,663 Toneladas. Las exportaciones totales del trienio 1917-1919 por este puerto apenas superaron los 400 mil dólares. En el trienio siguiente (1920-1922), se elevaron a US$ 8.2 millones, es decir fueron 20 veces más que el trienio anterior.

IMPACTO DEL INGENIO EN EL MOVIMIENTO COMERCIAL

DEL PUERTO DE BARAHONA

(En US$)

AÑO EXPORTACIONES IMPORTACIONES TOTAL
1917 57,441 9,641 67,082
1918 167.878 22,884 190,762
1919 102,261 43,872 146.133
1920 77,546 1,356,544 1,434,090
1921 61,216 4,768,888 4,830,104
1922 1,116,786 796,849 1.913,635
1923 2,368,718 937,010 3,325,728
1924 3,103,010 820,203 3,923,213
1925 2,207,817 788,373 2,996, 190
1926 2,244,837 512,249 2,757,086
Fuente: Dominican Customs Receivership (varios años)

Aunque los salarios pagados por el emporio azucarero eran relativamente modestos, su regularidad impactó favorablemente sobre amplios núcleos de la población de la ciudad de Barahona y de las comunidades ubicadas bajo el área de influencia del Ingenio. Para muchos el cultivo de sus predios pasó a ser una actividad secundaria.

La mayor cantidad de dinero incentivó el arribo desde el exterior y otras partes del país, de comerciantes (árabes, españoles, italianos, españoles, etc), de los cuales una parte relevante se radicó en la ciudad de Barahona y otros hacían sus ventas los días de mercado en las diferentes comunidades y bateyes.

La diseminación de caminos, vías férreas y puentes, introdujo cambios en el Valle de Neyba, en los cuales unas comunidades (Cabral), perdieron paulatinamente su calidad de centro comercial por excelencia, lo que explica que muchos comerciantes y productores agroindustriales, se marcharan hacia la ciudad de Barahona, ante la gran concentración de consumidores.

Un elemento relevante en este proceso, se vincula a la construcción en el Batey Central de viviendas, calles, servicios de agua potable, energía eléctrica, alumbrado público y sistema de drenaje. El diseño y tamaño de viviendas, así como su ubicación, estaba en función de la categoría que se ocupaba dentro de la empresa.

Al observar la sindicatura barahonera el tipo de ordenamiento territorial y su funcionalidad en el Batey Central, esto influyó significativamente en las autoridades municipales, las que tomaron algunas disposiciones prohibiendo cobijar con palmas en la parte central de la ciudad; la obligación de cercar los patios; prohibición de quemar basura en los patios; limpieza de solares; arrastrar troncos por las calles; la construcción obligatoria de letrinas; el incremento de controles a la vagancia de animales, así como la zonificación del río Birán según su tipo de uso, entre otras medidas. De éstas disposiciones originaron reclamos el asunto del techado y la construcción de letrinas. El dispositivo del techado de zinc en el centro de la ciudad fue derogado, no así las letrinas.

Los amplios jardines del Batey Central, incentivaron que el Ayuntamiento mejorara la condición de los parques y áreas libres, dotando estos espacios de árboles ornamentales, bancos, energía eléctrica, agua y jardineras. También dictó normas regulando conducta de los visitantes, tipo de vestimenta, horario para la visita de niños, no ingreso de caballos, etc.

El Cabildo barahonero, también con frecuencia declaraba de utilidad pública viviendas para ampliar las calles de la ciudad. También se ocupaba con más diligencia de corregir los frecuentes daños que los aguaceros  provocaban en las principales calles de la ciudad. En relativamente poco tiempo el Ayuntamiento realizó sendos contratos con el Ingenio Barahona, para dotar la población de luz eléctrica y agua potable. Años después la Corporación municipal disponía de su propia planta eléctrica y de su acueducto. Vemos así como el efecto demostración produjo cambios positivos en el casco urbano.

Desde su primera zafra y durante las cinco décadas siguientes, el Ingenio Barahona fue la locomotora que movilizaba la parte más relevante de la dinámica económica y social de la provincia. En la época de corte, molienda, producción de azúcar y melaza, así como la fase de exportación, estas actividades empleaban grandes contingentes humanos. De igual modo, la terminación de la zafra (tiempo muerto) marcaba un período de ralentización, caracterizado por menos empleo, circulante y menor movilización de “personas, animales y cosas”.

En los 20 años siguientes al año 1930, el emporio azucarero mantuvo aceptable su desempeño, pero esto será objeto de una posterior entrega.

A inicios de los años cincuenta los propietarios del Ingenio expandieron sus actividades hacia la compra, procesamiento y exportación de café, lo cual no fue del agrado del tirano Trujillo, el cual ordenó al periódico El Caribe (de su propiedad), que iniciara una campaña de ataques contra la incursión del central azucarero en ese rubro. Rápidamente los inversionistas extranjeros levantaron una moderna infraestructura, la cual operó por varios años, para satisfacción de los medianos y pequeños productores de café, los cuales anteriormente vendían el grano en un mercado monopólicamente.  Esa es también otra historia pendiente.