A seis meses de las elecciones, hablar de unidad es desacreditar, aun más, la participación de la izquierda en un proceso electoral que ha sido diseñado, específicamente, para excluirla.
¿Qué ventaja ofrecen y quienes se benefician de las unidades al vapor? ¿Cuáles son las lecciones aprendidas de las anteriores vertiginosas y efímeras unidades izquierdistas? Y, finalmente, ¿por qué éstas sólo ocurren en tiempo de elecciones?
Sólo basta con analizar los resultados de elecciones donde la Izquierda Dominicana ha participado con acelerados frentes o bloques unitarios (2004 y 2008) para llegar a la conclusión de que este tipo de unidad, mas que beneficiosa, es contraproducente.
Unidades pactadas al vapor no unen. Por el contrario, crean conflictos externos e internos que acentúan las diferencias políticas que existen entre los movimientos participantes. Estos conflictos, en casos extremos, promueven la división interna dificultando el proceso hacia la verdadera unidad izquierdista.
Este tipo de unidad es efímera, pues se logra sobre bases falsas y objetivos limitados por el tiempo.
Tan pronto termina el matadero electoral, las organizaciones de izquierda rompen los pactos, quiebran la cacareada unidad y se vuelve a lo mismo. Cada grupo vuelve a verse como el centro del universo izquierdista dominicano. Claro, hasta que vuelvan las elecciones donde, como he dicho en entregas anteriores, el ciclo se repite.
Esta clase de unidad confunde y se convierte en una vergüenza para los verdaderos revolucionarios dominicanos. Una vez logrado el pacto, los ideales progresistas desaparecen y el movimiento se convierte en un circo, actuando como una organización más de la ultra-derecha.
En campaña, con excepción de las siglas, no habrá diferencia entre las caravanas, las demostraciones, las caminatas y/o los actos políticos de las organizaciones tradicionales (PLD, PRD, y PRSC) y la que representa el movimiento de izquierda.
Al igual que todas las demás organizaciones, ya no se hablará de principios, de ideales, ni de patriotismo. Todo será sustituido por un nombre. Un nombre que a lo mejor no tenga nada que ver con el movimiento izquierdista; un nombre que, lo más probable, fue escogido por la inhabilidad de los “caudillos” izquierdistas de deshacerse del individualismo morboso y por consenso, designar a uno de ellos mismos para que los guie hacia la humillante derrota que, todos saben sufrirán.
Basta ya de vertiginosas y efímeras unidades izquierdistas.
El pueblo dominicano no aguanta más.
Felipe Lora
Felipe@lora.org
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