Por Virgilio Gautreraux.P
Para estos mismos meses de los años 2008, 2009, 2010, 2011, 2012 y 2013, habíamos escrito sobre cuales eran algunas de las prioridades desarrollistas de nuestra provincia que requerían que los legisladores barahoneros apoyaran que fuera incluidas en el presupuesto nacional de esos años. Nuevamente insistimos sobre el tema.
Como es de todos sabido, en la formulación del presupuesto de ingresos y gastos de la República Dominicana siempre existirán restricciones financieras de todo tipo y el dinero resultará insuficiente. Por ello fruto de las discusiones dentro de las salas y pasillos del Congreso Nacional, recibirán lo suyo aquellas provincias cuyos legisladores sean activos defendiendo los intereses de sus comunidades y saldrán perjudicadas las demarcaciones cuyos congresistas se dejen comer los caramelitos.
El Proyecto de Presupuesto correspondiente al próximo año 2016, debe concitar mucho la atención de los y las barahoneras. Por tratarse de un año electoral. Nuevamente TODAS las provincias y el propio Distrito Nacional competirán ferozmente por conseguir un mayor pedazo de la “pizza presupuestaria”. Al igual que todos los años, también los diferentes Ministerios, Direcciones Generales, CORDE, CEA, etc., también pelearán por mayores recursos públicos para seguir “contribuyendo” al desarrollo nacional.
Hábiles cabilderos del sector privado, a través de los medios de comunicación que controlan (prensa escrita, radial y televisiva), iniciarán sus tradicionales presiones para insertar en el Presupuesto 2016 proyectos de su interés, que a la postre terminarán financiando los contribuyentes. En esta labor de sangría a los fondos públicos, los grupos privados se auxilian de las organizaciones gremiales que han creado únicamente para blindarlos. Estos organismos empresariales hostilizan permanentemente los gobiernos, enmascarando sus intenciones mediantes entidades que dicen defender la democracia, la justicia y los derechos de los dominicanos.
Medran también en torno a los fondos del año próximo, un sinnúmero de entidades fantasmas, determinados personeros y sicarios fiscales, que se las ingenian para anualmente “conectarse” de manera fraudulenta en las numerosas redes por donde fluyen los recursos del maná presupuestario.
Por ser el 2016 un “año político”, la competencia será más fuerte pues son muchos los Legisladores, Gobernadores, Alcaldes y funcionarios públicos que desean demostrar que están “haciendo algo” en sus diferentes demarcaciones.
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