A PROPOSITO DEL DESARROLLO
Volvemos con las algas sargazos. El funcionariado de Barahona no ha dicho esta boca es mía frente al problema que representa la presencia de las algas con los ciudadanos, especialmente con aquellos que viven en los alrededores y los estudiantes de escuelas y de universidades y los ciudadanos que visitan o pasan por la zona de la playa Casita Blanca, que es la zona donde el arribo de las algas hace sus mayores estragos.
Hemos visto algunas “autoridades” posar frente a la playa con las algas a sus espaldas, aparentando una preocupación no sentida y haciendo lo que más les gusta hacer, el “fotofigureo”. Pero después de eso, patas pa` que te tengo y a coger la de Villa Diego.
Es importante recalcar, la grave situación que se plantea con dejar las algas en las playas para que se sequen, pues según algunos, al descomponerse “se vuelven arena”. ¡Nada más falso que eso! Con esa mentira, algunos pretenden justificar su inoperancia y su desprecio hacia los ciudadanos. Veamos lo que afirma una especialista holandesa, investigadora de la Unidad Académica de la Unidad de Sistemas Arrecifales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM):
“La investigadora señaló que las algas liberan ácido sulfúrico que provoca alergias, y algunos microorganismos que viven en ellas también son tóxicos para la piel, y los gases que despiden pueden ser dañinos”. “Contrario a lo que se cree, enterrarla en la playa daña el ecosistema de forma irreversible; lo ideal es crear un sistema para recolectarla en el mar, poco antes de que llegue a la playa. No se aconseja hacerlo en mar abierto porque es un ecosistema y refugio de especies marinas, y es esencial para el ciclo de vida.
“Si ya llegó a la playa, no se debe usar maquinaria pesada para su desalojo, pues los equipos apisonan más la arena contribuyendo a la erosión. Es importantísimo derribar el mito de que el sargazo se convierte en arena”.
Por su parte, el PhD en Oceanografía, Jorge Bauzá recomienda como “alternativa más viable” utilizar el sargazo como fertilizante, pues contiene nutrientes como nitrógeno y potasio. Además, tiene una consistencia idónea para acondicionar y airear el terreno, ya que ayuda a retener humedad.
Como vemos, tenemos en algunos funcionarios a los mayores y peores enemigos de la salud y de la calidad de vida de los ciudadanos. Se inventan la una y las mil maneras para justificar su irresponsabilidad y su desprecio. Sobornan a unos cuantos que hacen vocinglerías y creen que con eso salen bien parados. No mis amigos, lo que queda es el sabor amargo de su inoperancia y falta de responsabilidad.
Convertir el sargazo en abono trae numerosos beneficios, al ambiente, a los ciudadanos, a los agricultores y a la producción. Primero, al extraerse las algas antes de llegar a la
playa, se evita su acumulación y que el paisaje se vea desagradable; segundo, se elimina la producción del ácido sulfúrico que provoca, mareos, náuseas, vómitos, dolor de cabeza y otras molestias. Tercero, el abono así producido sale muy barato si se compara con los abonos químicos y en cuanto a los beneficios agrícolas, se aumenta la producción y la productividad y mejora la estructura y la fertilidad del suelo.
Si las instituciones públicas (alcaldías, Medo Ambiente, Agricultura, Turismo, MOPC, etc.), asumieran su responsabilidad y funciones, además de resolver un problema social, ambiental, sanitario y de su responsabilidad; podrían motivar a grupos de productores agrícolas para crear una microempresa de producción comercial con abono orgánico, ya que este tipo de abono tiene mercado asegurado, si se vende a precio asequible.
La posibilidad de la propuesta, se sustenta en que las instituciones públicas poseen brigadas de obreros para labores varias. También poseen vehículos de transporte y otros recursos; lo que les plantea costos bajos para extraer el sargazo. Además, algunos ciudadanos podríamos aportar, honoríficamente, asesoría y conocimientos en el sector productivo para garantizar y cualificar el producto final.
Solo pedimos que se realice un ensayo para sacar resultados y políticas a seguir. Repetimos lo que dice la especialista de la UNAM: "El sargazo no es cuestión de imagen turística, sino un problema ecológico y de salud”
En espera de la decisión oficial,
Rafael Matos Féliz
Por el Desarrollo Sostenible