Caretas de Tela - Campesino Digital

Notas:

martes, 12 de abril de 2022

Caretas de Tela


Werner Feliz

El nombre de Las Cachúas de Cabral le viene por los cachos que adornan la careta. Esata fue definida por Dagoberto Tejeda como: “[…] las máscaras más impactantes de nuestro carnaval, porque además de su hermoso colorido, cuando corre un Cachúa, la cabellera se convierte en un arcoíris danzante, que, al rozarse con el viento, deja de ser un simple papel mudo para darle vida y musicalidad al personaje. Es la magia de la Cachúa”. 

No obstante la belleza, originalidad, singularidad y exclusividad de las máscaras de Las Cachúas, es raro verlas en la mayoría de los que andas vestidos, pues la gente prefiere o ir sin ella o con una de tela y esa careta tradicional ha pasado a ser, si se quiere, el atuendo usual de los desfiles y de algunos jefes cachúa, así como propio de las representaciones en otros lares (en algunos casos) y algunas personas que sostienen su cultura a toda costa. 

En el escenario de hoy dominan las caretas de tela, las que, incluso, son parte de un tipo de vestido, caracterizado por una o dos mantas, los que lo único que conservan de los disfraces originales son las tiras y el foete. Lamentablemente, ese atuendo no es favorable para el patrimonio folclórico que constituyen Las Cachúas. Ha ganado terreno y ya, de la usanza propia de un barrio -La Peñuela- esta por todas partes y, si los contamos, estoy convencido que su número es mayor que los que utilizan el propio.

Las caretas de tela irrumpieron en el escenario de Las Cachúas hace más de medio siglo. Su influencia, cuentan, devino de las películas que se proyectaban en Cabral, primero, en el cine LUVI, luego, en el Betzaida, principalmente las que El Santo Enmascarado era el protagonista.

Lo económico de la careta y la facilidad que brindaba en el manejo del fuete impulsó su uso y los sastres y las modistas del pueblo pronto aprendieron a fabricarlas. Según los recuerdos, Alfredo Fernández y Desia Fernández se consagraron en su fábrica, aunque al final todos o casi todos se sumaron a su confección. 

Aunque han pasado más de cincuenta años de que las caretas de tela se utilizan en las fiestas de Las Cachúas, hay que guardar las esperanzas de que la revalorización del patrimonio impulse un vuelco a retomar las viejas máscaras tradicionales.

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