
Visten camisetas con frases o fotos de sus hijos, a quienes no volvieron a ver desde septiembre de 2014. Algunos tienen un tatuaje o un dije de tortuga, símbolo de la Escuela Normal de Ayotzinapa, donde muchos estudiantes —provenientes de familias de campesinos— acababan de iniciar su camino para convertirse en maestros.
Los padres han marchado y han hablado contra el gobierno y la corrupción policial, también han condenado la violencia que sumió a su país en la ruina y separó a sus familias. No es de sorprender que la tortuga haya cobrado un mayor significado.
“Ayotzinapa es el lugar de la tortuga”, comentó el fotógrafo. “Como la justicia, es lenta, pero implacable. No importa todo el tiempo que tarde. Los padres quieren justicia”.
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