Venezuela en el tablero mundial y en el propio - Campesino Digital

Notas:

domingo, 31 de marzo de 2019

Venezuela en el tablero mundial y en el propio


Por José Ricardo Taveras Blanco

La jugada actual de Occidente en Venezuela es parte de la confrontación China-EU, la previsión estratégica de los últimos de quemar el nido antes de que el águila asiática termine de posarse en el patio trasero de su casa.

La crisis venezolana ha reactivado la confrontación ideológica y en consecuencia todo tipo de debates, entre los que se destaca por supuesto el imperialismo y el afán por el control del petróleo como causas de la misma, una posible invasión que “impedirán” los únicos intervencionistas con licencia universal de las ideologías, Rusia, China y los asesores cubanos e iraníes, quienes no intervienen, ejercen solidaridad internacional “a favor” de los “oprimidos”.

En lo que respecta al tema del petróleo, los que así razonan ignoran los cambios que vienen surgiendo en el mercado y la situación de Estados Unidos (EU) en el mismo, que al día de hoy pasó a ser el principal productor mundial, proyectando más de 12 Millones de barriles diarios para este año según la agencia de Administración de Información de Energía (AIE), y con tendencia a crecer gracias a la tecnología de la fracturación hidráulica (fracking), quedando claro que en unos años podría superar a Rusia y Arabia Saudita juntos.

Contrario a lo que se piensa, desde el 2016, Venezuela que produce un tipo de petróleo pesado de muy baja calidad y que por tanto necesita mezclar con otros livianos, venía comprando al imperio, no sólo para mezclar, sino el 70% de su consumo de combustible terminado. La exportación de crudo venezolano a USA viene siendo relevada hace tiempo, desde un 40% que alguna vez fue, a apenas un 9% el año pasado (AIE), a pesar de lo cual, representa el 75% de sus exportaciones líquidas, lo que demuestra que su petróleo carece de valor estratégico en este momento para los americanos; por otro lado, los venezolanos han administrado su petróleo desde su nacionalización 1976 y aún antes, 1943, habían accedido al 50/50 con las transnacionales.

Sin embargo, los que hablan de que EU anda detrás del petróleo venezolano no dejan de tener ciertas razones, las cuales tienen más que ver con el objetivo de evitar que China lo controle, que con la necesidad de controlarlo. Maduro ejerce con mucho mayor torpeza la herencia que Chávez le legara en lo que respecta a sus imprudentes vínculos con Irán, Cuba, Rusia, y la que más importa, China, colocando de este modo su país y la región en el escenario de la confrontación geopolítica mundial.

El cada vez más caótico manejo de la economía y el proceso de aislamiento de la dictadura la han lanzado a los brazos de China, país que sí tiene serias debilidades en su producción de materias primas y que viene oxigenando el régimen a cambio de ellas, ya se alza con la precompra del 28% de toda la producción venezolana de petróleo y se dice que con el 25% de Pedevesa como parte del pago, además de la clonación de su modelo de internacionalización de sus zonas especiales de desarrollo económico en isla Margarita y Carabobo, entre otras, las cuales no son otra cosa que el inicio del control de esa potencia sobre algunos puntos estratégicos para garantía de sus inversiones, entre ellos el control de puertos, como el de Puerto Cabello.

Ahí radica la verdadera razón del interés de EU, que en medio de su guerra económica contra China, en la que se juega la faja de primera potencia económica y militar del mundo, no permitirá que ésta se asiente en la estratégica Venezuela y coloque sus barcos a tan corta distancia de sus costas, evitando así que el Caribe se convierta en el escenario de disputas que hoy representa el Mar Meridional de China, escenario de la guerra comercial y cuna posible de la tercera guerra mundial. De manera que la leyenda de que los americanos van por el petróleo, si bien no deja de tener algún sentido, en general no es cierta, al final tendrán que comprarlo como todos los demás, como le podrían comprar a Rusia o Irán, aunque no lo necesiten.

La jugada actual de occidente en Venezuela es pues parte de la confrontación China-EU, la previsión estratégica de los últimos de quemar el nido antes de que el águila asiática termine de posarse en el patio trasero de su casa y sobre las reservas de petróleo más grandes del mundo a la fecha, no porque las necesite, sino porque no admitirá que el otro las controle, estrategia que seguirá donde fuere necesario, llámese México, Bolivia, Panamá o República Dominicana.

Además de los chinos, las milicias bolivarianas del pueblo armado están asesoradas por entrenadores de la guardia revolucionaria islámica de Irán, sin contar con el control efectivo de los cubanos sobre sus cuerpos de inteligencia. Esos son factores que con toda seguridad gravitan en el interés del imperio porque le afectan, más allá de la enarbolada bandera de la democracia y la libertad.

En este escenario nadie debe ignorar hacia dónde se dirige la voluntad del pueblo venezolano, a fin de no especular, nos valdremos de una de las escasas encuestas conocidas sobre la situación venezolana, realizada por la firma Meganálisis entre el 4 al 6 del presente mes de febrero. Preguntados los venezolanos sobre a quien consideran como presidente legítimo, el 82.9% ha respondido a favor de Juan Guaidó, un 3.5% a Maduro y el 13.5 que no sabe. Respecto a los países con los cuales Venezuela debe aliarse como socio estratégico, el 87.4% respondió que Estados Unidos, el 5.5% China y el 3.6% Rusia. Respecto a las fuerzas armadas, el 83.6% de los venezolanos opinó que le inspiran una profunda decepción y pena.

El 26 de enero, la misma firma encuestadora preguntó que si los venezolanos aprobaban la ley de amnistía impulsada por Guaidó, a lo que el 70.4% respondió negativamente. Por último, la pegunta estrella, hecha en una encuesta del dos de febrero: ¿Apoyaría una intervención en Venezuela de varios países que traigan consigo ayuda humanitaria para todos los venezolanos? El 84.1% respondió que sí.

Esperemos pues el banderazo de la ayuda humanitaria, factor llamado a desencadenar el desarrollo de los planes a, b, c, d y f, a los que ha hecho mención el presidente Trump.