Por José Pérez Chene
Era una costumbre ancestral en Cabral, ver desfilar en una acción solemne hasta su última morada el cortejo fúnebre acompañado del triste sonido de las campanas en todo el recorrido hasta el cementerio municipal.
Sorpresivamente, hace varias décadas que esta manifestación desapareció sin que nadie o muy pocas personas lo notaran, incluso los propios feligreses de la iglesia católica.
La justificación de algunos religiosos en torno a esa situación se debió a que un supuesto sacerdote que llegó hace varios años notó que en el campanario de la iglesia Nuestra Señora de los Remedios habían dos campanas y otras de la región no tenían ninguna, usando en ocasiones pedazos de metales para imitar el sonido de las viejas campanas.
Hasta el momento se desconoce realmente el paradero de las campanas que durante largos años sirvieron para darle el último adiós a los difuntos de Cabral, y que a la vez sirvieron de alerta a la población en los incendios que se producían regularmente en cualquier sector del municipio.
También se utilizaban para dar inicio a la celebración de las cachuas de Cabral, una fiesta religiosa tradicional que se celebra en el mes de septiembre.
La desaparición de esta costumbre ha sido lamentada por muchos habitantes de Cabral, quienes consideran que era un símbolo de respeto y memoria a los difuntos.
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