Por Welnel Darío Féliz
La vida cotidiana en Neiba, al igual que en otros pueblos de la región, transcurría sobre la base de una existencia caracterizada por las relaciones sociales entre vecinos y sus implicaciones: el trabajo, el comercio, el amor, desamor, pleitos, guerras, juegos, lidias de gallos, malas costumbres, molicie, pobreza, descanso, chismes, fiestas, declamaciones y creencias. De todas esas modalidades, solo abordaremos algunos aspectos.
En sentido general, la vida diaria se desarrollaba entre el trabajo y las relaciones familiares. El conuco y los hatos eran los espacios en que llevaban a cabo sus actividades laborales. Muchos tenían sus propios predios, otros eran trabajadores. En zonas cercanas, como cambronal, las siembras de plátanos y la crianza de reses era lo común y, según James Well en La Descubierta la miel de abejas era extraía por muchos de sus habitantes y en este pueblo y Postrer Río, el plátano, maíz, caña de azúcar, yuca, tabaco crecía de forma abundante.
Las relaciones familiares se desarrollaban sobra la base de la familia, pero en muchos casos la existencia del concubinato era parte de la costumbre, con los hombres con varias esposas e hijos. Harry Hoetink explicó que allí vivía un inmigrante curazoleño quien tenía una esposa y dos concubinas: con la primera había procreado siete hijos y con las segundas tres.
Si bien era aceptada por la sociedad, en ocasiones los sacerdotes llevaban mensajes y sermones contrarios a esta práctica, tomada como regla por la iglesia durante la anexión a España entre 1861 y 1865. El radicalismo en Neiba llevó a puntos de diferencias y contestaciones entre el cura José Borrás y Tomás Bobadilla hijo. Ante los señalamientos, el 28 de abril de 1863, Bobadilla hijo, le remitió una carta cargada de acusaciones, en la que le increpaba sobre los vicios, defectos y faltas de la religión, señalándole el deber de él de ocuparse de inculcar las santas palabras en los feligreses, antes que atender a otros criterios. El sacerdote no quedó en silencio, sino que el mismo día le envió una comunicación en la que le decía que sus consejos eran en vano, pues no dejará de corregir a […] los amancebamientos, señalando que él debía de poner el ejemplo como autoridad y dejar de ser infiel a su esposa.
Las fiestas y las borracheras eran comunes. Es bastante conocida aquel ataque a las fuerzas de Báez a Marcos Adón, mientras celebraban una fiesta en Cambronal. Asimismo, fue después de un largo compartir de tragos que Cayetano Velasquez, Manuel Chiquito y otros se sublevaron y atacaron a Neiba, el 9 de febrero de 1863, no sin antes irrumpir en un velorio, sitio, por igual, de encuentros de tragos y fiestas, principalmente si el fallecido era un niño.
Los juegos y las diversiones, más allá de los tragos, eran escasos, destacando las lidias de gallos, la que, por lo general, se celebraban los sábados. Una jugada de gallos era todo un acontecimiento social, que en Neiba adquiría matices. Según relata Wells, las jugadas se celebraban por todas partes y el pueblo era copado por ellos, la que se convertía en la entretención universal, acompañadas de apuestas, excitación y gritos de alegría. En ocasiones, la gente amanecía bebiendo, con sus gallos debajo del brazo o amarrados en algún lugar.
En Neiba, durante la Semana Santa se desarrollaba una actividad no conocida, hasta ahora, que se repitiese en otros lugares. Wells narró que, en el Viernes Santo de 1882, día en que arribó allí, después de la misa de ese día se desató la euforia popular y se integró mucha gente del pueblo a fiestas y bailes. Según explicó, algunos hombres, con gran energía, desfilaron por las calles y convirtieron en algo desagradable el día y la noche con el sonido de vigorosos badajos de madera, los cuales eran tocados de forma rústica y escandalosa.
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