Más sobre el clientelismo político - Campesino Digital

Notas:

viernes, 27 de abril de 2018

Más sobre el clientelismo político




ISMAEL BATISTA.
El autor es cardiólogo. Reside en Barahona.

El clientelismo político tiene sus orígenes, su gran práctica, sustancialmente en los países subdesarrollados. Estos, son incapaces de cumplir las obligaciones inherentes al Estado, vale decir, protección y los servicios que requieren los habitantes.

En ellos se crea una situación social de necesidades básicas que sirve de caldo de cultivo propicio para el intercambio de favores que ancla en el clientelismo político

Se produce Incompetencia estatal, que es consecuencia de la carencia o la exigua disponibilidad de recursos económicos para implementar en términos sociales y en amplio contexto políticas de desarrollo y de esta manera el Estado cumplir su rol como tal.

Entonces, resulta que bajo estas condiciones las fuerzas productivas limitan la capacidad de producir riquezas. Esta situación conjuntamente con la pesada carga de la deuda externa crean una parálisis de acción con el consecuente estancamiento de la dinámica de la nación que se refleja en todos los renglones del que hacer nacional.

  A esto se agrega la inercia de gobernantes, políticos y las fuerzas productivas de los mencionados Estados para abordar la problemática.

El resultado es recurrir cada vez más a los empréstitos en los organismos internacionales de financiamiento, lo que incrementa la deuda y consecuentemente el país se ve obligado a pagar mayores amortizaciones de capitales e intereses. Alcanzando el servicio de la deuda proporciones tan elevadas que la mitad del presupuesto van destino a las arcas de esos organismos crediticios.

Deuda externa que es una camisa de fuerza que trunca las políticas de desarrollo e inversión de capitales del gobierno.

No hay escape para transferir fondos a las necesidades del país. Los técnicos de los acreedores internacionales están al acecho. Ellos diseñan las políticas presupuestarias de los países deudores y de esta manera garantizan la solvencia en amortizaciones de capitales e intereses.

Evidentemente es una enajenación de la soberanía económica de los pueblos y bajos estas circunstancias es imposible superar la situación.

Ante este panorama, los que dirigen el Estado, empresarios, políticos y gobernantes tienen la disyuntiva de afrontar la situación o abrazar el clientelismo político. Este último es más fácil y conveniente.

¿Y, que es el clientelismo político?

El clientelismo político, es un modelo de proselitismo electoral que se fundamenta en el intercambio de bienes y servicios por apoyo político y votos. Sus orígenes se remontan a nuestros ancestros. Hoy continúa desaforado en nuestra época contemporánea y es una práctica común en la región

Carece de fundamento ideológico, programático y estratégico, por lo tanto, sus efectos son deletéreos en el Estado, la política, el individuo y la sociedad.

Por ello, carente de concepto, no entiende el carácter técnico y de servicio de la gran institución creada en siglos con el rol proteger al individuo, la sociedad y su patrimonio.

¿Como actúa el clientelismo político desde el Estado?

Socava el Estado y sus instituciones. La palabra cliente – de clientelismo- denota más un término económico más que político. Preconiza el Estado como un ente económico, en consecuencia, paga los servicios prestado con concesiones.

Concesiones que van desde dadivas de los servicios básicos, que el gobierno no puede cumplir, pasando por puestos públicos y culminando con la entrega de patrimonio del Estado.

Aún más, el cliente no tiene perfil técnico. Una institución de servicio o de otra índole regenteada por un cliente político es un desastre, desvirtúa los fines de su esencia y la convierte en un reservorio de parásitos. Se pierde el carácter institucional de las mismas.

A nivel de los altos estamentos del Estado, el clientelismo político tiene su cuota de poder, es el caso del Congreso Nacional, entre otras áreas.

En el contexto político, haber escalado alto nivel en la dirección estatal es una oportunidad para crear una clientela. Basta observar, para percibirlo, quienes ostentan liderazgos en las organizaciones políticas del país y quienes son los presidenciables.

Sus efectos en las organizaciones políticas será parte de otra entrega.



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